24 mar 2010

Historia de Aínsa

En la web del ayuntamiento de Aínsa encontramos una breve reseña de su historia, además de otros datos de interés, a los que podemos acceder a través del siguiente enlace:

http://www.ainsa-sobrarbe.es/


Breve historia

Casco antiguo

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El tiempo acaricia con sus largos dedos de sabio protector de las piedras de un país de leyenda, que hunde sus raíces en tiempos remotos. Los primeros pobladores habitaron los abrigos y covachas de este entorno prodigioso, y con el paso del tiempo fueron dando forma humana a uno de los enclaves más hermosos del Pirineo. Piedra sobre piedra, camino a camino, nombre a nombre…las diferentes culturas que habitaron estas tierras dejaron su huella singular.

Celtas, romanos, musulmanes, cristianos…una historia de diversidad y riqueza que convierte la visita a la villa de Aínsa en un asombroso viaje en el tiempo, lleno de color y sembrado de maravillosas sorpresas.

Paseando por las viejas calles de la villa, declarada Conjunto Histórico- Artístico en 1965, disfrutaremos del calor de sus gentes y de la belleza de un entorno con claro sabor medieval.
Sus viejas calles, su castillo (S. XI - XVII), la muralla y sus puertas, la plaza Mayor, la iglesia de Santa Maria (S. XII), declarada Monumento Nacional, o las fachadas de casa Arnal (siglo XVI) y casa Bielsa ( siglo XVI-XVII), son un resumen pétreo de la idiosincrasia de una villa con fuerte personalidad y con un patrimonio cultural fascinante.

Aínsa, acogedora siempre, ofrece al visitante una amplísima oferta cultural y de ocio. Su enclave privilegiado le convierte en un punto de partida para realizar excursiones a pie o en bicicleta, para montañeros y esquiadores, para cazadores y pescadores que encuentran aquí uno de los pocos rincones vírgenes que quedan en la actualidad, para amantes del arte y de la historia.

En la explanada próxima al castillo, la Cruz Cubierta (S.XVI) se erige orgullosa como símbolo de los orígenes legendarios de la villa. Conmemora la victoria en el 724 de las tropas cristianas de Garcí Ximénez sobre el ejército musulmán, gracias a la milagrosa aparición de una cruz de fuego en la carrasca. Cada dos años, los ainsetanos rememoran esta gesta protagonizando la representación épico-dramática de La Morisma.

Sus modernas infraestructuras permiten un acceso cómodo y una estancia cálida e inolvidable en esta hermosa tierra.