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Historia |
Etimología de Crivillén: Según Ventura Conejero, en un estudio amplio sobre etimología de pueblos, el origen del nombre Crivillén fue del latín Fundus Crivillanus; Fundus= a finca o lugar; Crivillanus= crivillano o de Crivilio. O sea que el primitivo Fundus Crivillanus equivaldría actualmente a "Lugar o finca de Crivilio". Por abreviar empezaron a decir solamente Crivillanus, que con el tiempo quedó en Crivillán o Crivillén, como el antiguo nombre Romanus ha quedado en "Román". ¿Quién era el tal Crivilio? No lo sabemos; pudo ser algún jefe u oficial de los romanos, pero no se sabe. Nada tiene que ver Crivillén con criba, aunque en el atrio de la Iglesia (en el techo) está pintado un ángel con un a criba.
José Altaba Escorihuela (1979)
Según el libro Guía del Bajo Aragón (pag. 106), el origen del nombre de Crivillén deriva del latín “Fundus Crivillensis”, que lo traducimos como “Finca de crivilio” quedándose con el nombre de Crivillamus, Crivillán o Crivillén. No se sabe ciertamente quien fue el tal Crivilio; se cree que pudo ser algún jefe u oficial romano o hispánico.
Esta “finca” perteneció, tras la reconquista, a la comunidad feudal de los Calatravos y dependía directamente de Alcañiz; allí se dictaban las ordenanzas y lo derechos de aldea.
En 1466 se rompe esta dependencia, aunque seguía perteneciendo a la comunidad. El maestre D. Alonso de Aragón perdonó todos los pleitos y deudas pasadas o pendientes de Crivillén, junto con Alcorisa, Alloza, La Mata, Los Olmos, Berge y La Zoma, que eran otras fincas pertenecientes a este señorío o comunidad feudal, a cambio de dinero. Durante el reinado de Carlos V, este consiguió una bula por la que él mismo se hacía administrador de la Orden de Calatrava. Después de esto, Crivillén quedó incorporado a Alcañiz durante algún tiempo, no sabemos exactamente cuándo consiguió la independencia para dejar de ser aldea y constituirse como la villa que es ahora.
Guía del Bajo Aragón (1988)
por Luis Lecina Estopañán
Introducción
Con sólo 122 habitantes en el censo de 2001, Crivillén es uno de los pueblos más pequeños de nuestra comarca, y tal vez también uno de los más desconocidos. Lo primero es un dato objetivo, estadístico, mientras que la segunda es una afirmación sustentada en una impresión personal, subjetiva, que seguramente bien podría aplicarse a buena parte de dicha comarca. Tenemos la extraña necesidad de viajar a miles de kilómetros para demostrar que conocemos mundo y, sin embargo, no sentimos ningún rubor al confesar que desconocemos todo de los pueblos que nos rodean. La curiosidad es la antesala de la sabiduría, no seamos pretenciosos y empecemos por lo que tenemos más cerca, seguro que nos sorprenderá.
Y muy cerca, en el piedemonte de transición entre la Tierra Baja y las Sierras de Montalbán y el Maestrazgo, está Crivillén. En su paisaje ondulado, donde se insinúan ya las llanuras, aún predominan las pequeñas muelas, los cerros testigos y los crestones. El aire está impregnado de aromas a romero, tomillo y espliego y en un mar de monte bajo y cultivos se divisan bancos de pinos, fruto de las repoblaciones de los años 50, y un carrascal superviviente de la histórica expoliación del bosque tradicional.
Este paisaje relativamente horizontal se ve bruscamente interrumpido por varios arroyos y ríos que han erosionado los materiales terciarios formando profundos valles con un relieve quebrado en el que abundan los "tormagales". En estos valles es donde se establecen los núcleos de población y donde la huella del hombre a lo largo de la historia es más visible. Al noroeste encontramos el bello enclave de Los Mases(1), junto al río del mismo nombre, que no pudo sobreponerse al éxodo de los años 60 y está deshabitado desde entonces. Más al sur, en la margen derecha del río Escuriza, en una ladera soleada y bien orientada se asienta el casco urbano de Crivillén, del que sobresale como un mástil la torre de su iglesia. En el fondo el cauce serpentea flanqueado por campos y huertos hoy yermos, y por un rosario de "chopos cabeceros" que hace ya años que no cumplen su tarea de proporcionar buenas vigas para la construcción.
Una de las estaciones del Via Crucis que hay en el camino del Calvario
Durante siglos en este espacio el hombre ha disputado a la naturaleza el derecho de vivir allí, y ha utilizado sus recursos sin transformar drásticamente el entorno. Observando en la margen izquierda la enorme herida de una mina de arcilla a cielo abierto nos damos cuenta de que el equilibrio entre naturaleza e historia se ha roto en favor de la segunda. Sin embargo, esto tampoco ha logrado frenar el problema de despoblación y envejecimiento que sufre el municipio. Es necesario volver la vista hacia actividades sostenibles, respetuosas con el medio y hay que recuperar el equilibrio entre el hombre y la naturaleza.
Historia
Las primeras evidencias de poblamiento estable en el tramo del río Escuriza donde hoy se localiza el núcleo de Crivillén corresponden a los yacimientos de San Ramón en el sur y el Moncoscol en la confluencia de los ríos Escuriza y Estercuel, ya en el término del municipio del mismo nombre.(2) Dos pequeños enclaves en los que predominan materiales de época íbera, y desde los que se domina todo el valle.Sin embargo, serán los romanos quienes dejen una huella más profunda y duradera, pese a no conservar ningún resto documental, arquitectónico o arqueológico de su presencia. Su legado es el nombre de Crivillén, un topoantropónimo indicativo del nombre de un propietario que ha dejado su huella en la denominación del lugar.(3) Fue recogido ya por Menéndez Pidal, y los profesores G. Fatás y F. Marco lo incluyen en el mapa de la distribución de fundus de origen romano en Aragón. La pervivencia del topónimo en la dominación islámica nos lleva a pensar que la propiedad continuó en explotación en época visigótica, aunque no existía constancia material o arqueológica de ello.(4) Esta pervivencia, junto con la ausencia de noticias escritas y la inexistencia de núcleos urbanos o semiurbanos en el periodo islámico, es síntoma de la debilidad del poblamiento musulmán de este territorio.
Su conquista por los reyes de Aragón y, sobre todo, el establecimiento de población cristiana señala el inicio de la historia documentada de Crivillén, originándose en este periodo el asentamiento urbano que conocemos hoy en día. Se anota la repoblación cristiana de Crivillén en 1575 otorgada por Ramón Berenguer IV, en ella el reparto de las tierras a los primeros pobladores será condicional, reservándose la Corona el derecho de retracto. El enclave, perteneciente al término de Alcañiz, será de realengo, hasta que Alfonso II en 1179 constituya la Encomienda Mayor de Alcañiz y la entregue a la Orden de Calatrava.(6) A partir de ese momento y durante más de 600 años el Comendador Mayor de Alcañiz ejercerá el poder político y la jurisdicción criminal y civil, mero y mixto imperio, sobre sus habitantes, elegirá a las personas para ocupar el cargo de justicia, controlará la elección mediante insaculación del resto de oficiales y ostentará la propiedad de los bienes comunales, aunque los administrará el concejo.
El Ayuntamiento, de estilo renacentista, y parte de la plaza en donde se ubicaba el antiguo horno
Aldea de Alcañiz, Orden Militar de Calatrava, es la coletilla que acompañará a Crivillén en todos los documentos civiles, económicos y judiciales en los que aparezca su nombre. Pero este dominio no fue siempre pacífico, el reforzamiento del poder municipal en los siglos XV y XVI, fruto del florecimiento económico y demográfico que se estaba produciendo, originó continuos enfrentamientos entre la Orden y el Concejo. En 1438 Alfonso V decidió incorporar todos los pueblos de la Encomienda a la Corona, aunque a la postre tuvo que ceder a los derechos de la Orden, que recobró todos sus bienes; a finales del siglo XVI la construcción de las "Casas Comunes" en Crivillén, es también un símbolo del fortalecimiento del poder municipal y de su creciente independencia frente a los Calatravos; y por último, según consta en el archivo de Simancas, en 1785 Carlos III de nuevo considera a Crivillén como tierra de realengo a efectos fiscales, devolviéndolo ese mismo año al Consejo de Ordenes Militares.
Estos hechos son ilustrativos de los continuos intentos del municipio por sustraerse al control político y jurídico de sus señores temporales, subordinación que cesó por decreto de las Cortes Constituyentes de Cádiz en 1812, aunque en 1814 las autoridades fueron restablecidas como estaban antes de la llegada de los franceses, y definitivamente con la elección en 1834 del primer ayuntamiento por parte de los vecinos y con la desaparición en 1835 de la Encomienda de Alcañiz por decreto de la Reina Regente Mª Cristina, refrendado por el ministro Mendizabal. A partir de entonces perteneció a los partidos judiciales de Aliaga, Montalbán y Teruel, bajo la autoridad política del gobierno de Madrid y sus representantes en la provincia: jefes políticos o gobernadores.
Urbanismo y patrimonio artístico
El urbanismo del asentamiento, tal y como lo conocemos hoy, es el resultado de la interacción de factores condicionantes de carácter histórico, y de tipo geográfico. En Crivillén, el medio físico con su accidentada topografía ha condicionado extraordinariamente la estructura urbana, que ha tenido que adaptarse al terreno quebrado de una ladera surcada por barrancos que se dirigen al río Escuriza. Sin embargo, la morfología de nuestro pueblo se explica a partir de su génesis histórica a finales del siglo XII y primeras décadas del XIII. El asentamiento originario conforma una trama urbana muy racional, con parcelas de pequeño tamaño, de forma sensiblemente rectangular, con poca fachada, de dos o tres alturas y distribuidas con cierta regularidad. Esta distribución todavía es visible en la parte alta del pueblo en la calle la Fuente y la calle Egido7. De estos primeros siglos conservamos un edificio público, las antiguas cárceles, de planta cuadrada, con un arco gótico apuntado en su interior y que hoy forman parte del Ayuntamiento.El crecimiento económico y demográfico durante el siglo XVI tiene su reflejo en la ampliación del casco urbano y en el desarrollo de la arquitectura civil. Es una época en la que nobleza y ricos-hombres se afanaban en hacer ostentación de su estatus social a través de magníficas casas solariegas. En Crivillén este fenómeno se da a escala muy modesta, como atestiguan algunas casas con arcadas de piedra sillar.(8)
El Ayuntamiento renacentista es el edificio más importante de este periodo. Fue construido entre 1560 y 1580, en la cabecera de una nueva plaza mayor creada con motivo de la ampliación urbana de la centuria, la actual plaza del Horno, muy reducida respecto a sus dimensiones originales. Responde al modelo de casa concejil con lonja abierta en la planta baja (denominada Almudines) mediante dos arcos que sustentan la planta noble. En la crujía posterior estaba el cuadro de escaleras y en la planta superior la escribanía y el archivo. Esta zona se anexó a una vivienda particular y ahora el acceso al piso superior es por las antiguas cárceles.(9)
Si el siglo XVI es el de las construcciones civiles, puesto que a las ya mencionadas habría que añadir el hospital, situado frente a la Iglesia, del que ya tenemos constancia en 1601, y que hoy acoge el bar polivalente, la biblioteca y el consultorio, y el horno de pan cocer edificado con posterioridad al ayuntamiento, frente a él y que en la actualidad es un pequeño parque; el siglo XVIII es el de las construcciones religiosas, muy relacionadas con el mecenazgo episcopal y con la nueva orientación proselitista de la Iglesia Católica.
Por encima de todos los edificios, sobresale la iglesia parroquial de San Martín de Tours con su torre campanario convertida en hito del conjunto urbano. Se trata de un edificio barroco construido entre 1728 y 1735, de tres naves de igual altura, separadas por arcos de medio punto sustentados por recios pilares. La nave central está cubierta por tres cúpulas vaídas, la del centro linterna, y las laterales con bóveda de medio cañón con lunetos. Las cúpulas de la nave central descansan sobre pechinas que decoran estucos de los evangelistas y otros santos. En el exterior destaca una estatua ecuestre de San Martín muy deteriorada en la portada y, sobre todo, la esbelta torre, declarada Bien de Interés Cultural en 1982. Se trata de un modelo arquitectónico típicamente barroco construida en ladrillo y con motivos decorativos de inspiración mudéjar. Situada a los pies del lado de la epístola tiene cuatro cuerpos octogonales con pilares en las esquinas achaflanadas, y en el primero, cuatro columnas adosadas. Posee un remate singular, pues ya antes de 1789 se desmontó el capitel por amenazar ruina y no haber medios para recomponerlo.
En la parte baja del casco urbano, al sur, encontramos en una recogida placeta, la iglesia del patrón de Crivillén, San Gil, con una portada muy semejante a la parroquial. Es una construcción también barroca de finales del siglo XVII o principios del XVIII, obra de mampostería con una sola nave que se cubre con bóveda de medio cañón con lunetos, y el crucero con cúpula y linterna. La nómina de edificios religiosos se completa con la ermita de San Juan en el barrio de los Mases, construida en 1783; con la ermita de Santa Bárbara cuyo año de construcción grabado en su portada es indescifrable y desde la que se tiene una hermosa perspectiva a vista de pájaro de Crivillén y del valle del Escuriza hasta la finca de la Codoñera; y con el original calvario, probablemente del siglo XIX, situado tras la cabecera de la iglesia y recientemente restaurado, en el que las estaciones se suceden en espiral hasta la iglesia del Santo Sepulcro.
Puerta de entrada (San Martín) y bóveda de la Iglesia de San Gil (siglo XVIII). Consta de tres naves cubiertas con distintos tipos de bóvedas y su torre, mudéjar del siglo XVIII, está declarada Monumento Histórico Artístico.
Realidad actual y futuro incierto
Hasta aquí todo lo que hemos visto es el reflejo de un pasado relativamente vivo, activo y en alguna época concreta hasta floreciente. La memoria histórica, los grandes edificios civiles o religiosos, las ruinas de otros, las tradiciones conservadas, y también las perdidas son el testimonio de una época en que la presencia humana era muy importante. La realidad hoy es mucho más preocupante, es crítica, y por ello bien merece una reflexión.En la actualidad, como decíamos al inicio, Crivillén tiene 122 habitantes, y una densidad de 2,9 habitantes por km2, con lo que podemos considerarlo sin duda un desierto demográfico.10 A comienzos del siglo XX esta densidad de población era ocho veces superior, próxima a los 24 habitantes por km2, alcanzando en 1910 el tope histórico de población con 997 individuos. Comparando estas cifras, observamos que la población actual representa solamente el 12% de la de principios de siglo, y constatamos que el municipio ha sufrido un proceso de despoblación brutal a lo largo de todo el siglo, especialmente intenso en los años 60 y 70, como veremos a continuación.
En los cincuenta años que van de 1910 a 1960 se perdieron un tercio de los efectivos humanos, pasando de 997 a 653 habitantes. En el siguiente decenio el boom del éxodo rural redujo la población a la mitad, 334 vecinos en 1970, repitiéndose el mismo porcentaje entre 1970 y 1981, año en que la cifra era de 161 habitantes. A partir de esta fecha, la emigración masiva a la ciudad se detiene, pero la situación demográfica resultante es ya prácticamente irreversible, comenzando un lento y agónico declinar que se mantiene hasta nuestros días. Ahora el problema es estructural, la poca población que queda en Crivillén presenta unos altos índices de envejecimiento, tiene una media de edad superior a los 52 años, y el porcentaje de mayores de 65 años se aproxima al 40% del total. Además y como consecuencia de lo anterior, los índices de maternidad son bajísimos, al igual que el número de nacimientos, mientras que las defunciones aumentan. Un crecimiento vegetativo negativo entre 1991 y 2001 junto con un persistente saldo migratorio también negativo en el mismo periodo, que afecta a los más jóvenes, ha acentuado la forma invertida de la pirámide de población de Crivillén y, lo que es más importante, ha puesto en entredicho el futuro y la pervivencia misma del pueblo.(11)
Esta situación demográfica que acabamos de describir no puede desligarse de la evolución económica que ha seguido la localidad en la última centuria. La economía tradicional basada en la agricultura de cereal, olivo y vid, en la ganadería ovina y en una escasa industria tradicional de molinos, almazaras, fábricas de aguardiente... fue incapaz de mantener una población relativamente elevada. La crisis de este modelo tradicional junto al creciente atractivo de las ciudades industrializadas originó a partir de los 50 el fenómeno migratorio descrito en párrafos anteriores. En este momento el sector de la minería del carbón se convierte en la principal actividad económica del municipio, que llegó a tener casi un centenar de mineros. Sin embargo, estas décadas son las de mayor pérdida demográfica, dándose la paradoja de que mientras muchos pueblos de la comarca (Estercuel, Ariño, Andorra...) reciben inmigración para trabajar en las minas, otros como Crivillén se están vaciando.
Con el fin de la emigración y la crisis del sector minero energético Crivillén comienza un periodo de reorientación y estabilidad económica, que se basa en el importante impulso que recibe la actividad extractiva de productos no energéticos, y que llega hasta nuestros días. En 1991 casi el 54% de la población activa estaba empleada en la industria. Hoy este porcentaje ha disminuido algo, pero sigue vinculado a la especialización minera de extracción de arcillas.
Los trabajos de explotación de arcillas comenzaron en 1970 y en la actualidad las dos empresas establecidas en la localidad generan más de cuarenta empleos directos. Estas empresas, PORTOME, del Grupo Porcelanosa, que tiene su explotación junto a Los Mases, y MINERA SABATER, con dos minas junto a Crivillén en la margen izquierda del Escuriza, suministran al sector cerámico composiciones de arcillas destinadas a la fabricación de pavimentos, revestimientos, gres extrusionado y caravista, con una producción fundamental basada en arcillas cerámicas para pasta blanca. MINERA SABATER, la más importante por número de trabajadores y por producción, dispone de dos plantas de tratamiento y homogeneización con una capacidad de producción de 400 Tm/hora, un área de almacenaje cubierto de 12.000 m2 para más de 36.000 Tm de arcillas y dos plantas para producción de composiciones de arcillas micronizadas con una capacidad de 10 Tm/h. Toda esta actividad, con ser muy importante, no es nada en comparación con la que genera la transformación, elaboración y comercialización del producto cerámico resultante, del que Crivillén e incluso la comarca se encuentran privados. De nuevo una materia prima obtenida en nuestra tierra genera empleo, riqueza y desarrollo fuera de ella.
El futuro, por lo tanto, no es nada halagüeño, aunque el municipio ofrece algunas posibilidades que todavía no se han explotado. Posibilidades relacionadas con el sector turístico y de servicios, con el patrimonio, el entorno natural y la cultura. En este sentido el ayuntamiento de Crivillén ha realizado una fuerte apuesta con la construcción del futuro "Museo Pablo Serrano". Es un imponente edificio de varias plantas con más de 500 m2 para exposición, talleres, sala de conferencias, etc., en el que desde el año 2000 se han invertido unos 800.000 euros. El centro, pendiente del proyecto museístico, nace con la vocación de convertirse en punto de referencia cultural y artística de la comarca. La figura del escultor Pablo Serrano, nacido en Crivillén en 1908, supone un magnífico reclamo turístico que hay que aprovechar. A partir de él habría que diversificar la oferta a través de la revalorización del patrimonio natural, etnográfico e histórico y desarrollar actividades económicas ligadas a esta oferta.
Esta economía ligada al turismo y la cultura, de pequeñas dimensiones y de tipo familiar, supone un complemento importante a otras fuentes de ingresos, sirve para fijar la población, promueve la conservación del patrimonio y nos devuelve al ancestral equilibrio entre el hombre y el medio. Pero no vendamos la piel del oso antes de cazarlo. A principios de siglo una economía insuficiente llevó a la población a emigrar, hoy es la debilidad demográfica, la falta de gente la que condiciona el desarrollo económico presente y futuro.
Notas:
(1) Aunque Los Mases pertenecen al municipio de Crivillén, no los incluimos en este artículo, puesto que serán objeto de trabajo individualizado en un próximo Boletín.
(2) Ver el artículo dedicado a Estercuel en BCI n.º 7 pág. 7.
(3) José Altaba Escorihuela ya se hace eco de este origen etimológico en El monasterio del Olivar y pueblos aledaños Teruel, 1979, pp. 87-88.
(4) Escribano Paño, Mª Victoria: Los Godos en Aragón (nº 54 de CAI 100), Zaragoza, 2000, pág. 93.
(5) La Carta Puebla concedida por Ramón Berenguer IV a Alcañiz afectó a otros pueblos de nuestra comarca, como Gargallo, Estercuel o Ejulve. Ver BCI n.º 6, n.º 7 y n.º 8 respectivamente.
(6) El historiador Carlos Laliena retrasa la incorporación de Crivillén a la Orden a fines del siglo XIII. En Rújula, P (Coor).Fuente: http://www.celandigital.com
Fotografía que muestra las antigua escuela, en donde hoy se emplaza el Ayuntamiento.
Antonio Valero Gargallo Bielsa nos proporcionó un censo de la población de Aragón en 1495, allí se decía que Crivillén (o Crevillen, como se le denominaba en la época) constaba de 76 fuegos (casas) y a continuación se detallaban los nombres de sus habitantes.
Reproducción del censo original de 1495 aparecido en el Programa de Fiestas correspondiente al año 1988Del libro "Historia de Aliaga y su Comarca. Antiguo partido con Linares, Castelvispal y Puertomingalvo" del sacerdote y catedrático Pascual Martínez Calvo extraemos la siguiente información:
Madoz (1840-50) nos lo describe así: Aldea de Alcañiz, Prov. de Teruel (a 16 leguas), p.j. De Aliaga (5 leguas), y diócesis de Zaragoza (16 leguas). Situado en declive monte al O., que combate el viento de N. S. y E. Su clima es templado y sano, propenso al carbunco en verano. Consta de 130 casas con la Municipal, escuela de 28 alumnos, dotada con 1,500 reales V ,
La iglesia parroquial dedicada a S .Martín, y una ermita de Sta. Bárbara al S., y al NO. otro de S. Juan; a cuyo lado y protección descansan 20 casas de campo o masadas, que forman su barrio.
Confina al N. Monte del Marqués de la baronía (½ legua), E. con Andorra y Los Olmos (1 legua), S. con Gargallo, y Ejulve (½ legua), y el O. Estercuel ( ½ legua)
El terreno es de escasa calidad; lo riega el riachuelo, que nace en las montañas de la Mesquitilla, en el término de La Zoma, y desaguará en el Río Martín.
En la parte del O. hay un monte de pinos. Y contiguo a las masadas de Crivillén mencionadas, hay abundantes minas de manganesia, explotadas por dos compañías, que la extraen, y conducen por arrieros a Cataluña.
Los caminos son locales. Y el correo llega de Alcorisa por balijero.
Produce trigo, centeno, mucho vino (aunque flojo), legumbres, hortalizas, frutas, cáñamo, patata, maíz y algo de seda.
Ganado lanar y cabrío,. Y caza de conejo, liebre, y abundante perdíz.
Industria de 2 molinos harineros y 4 fábricas de aguardiente.
Comercia y exporta vino, trigo, aguardiente, y manganeso
Población de 177 vecinos con 709 almas. Su Cap. sube a 83,500 reales de vellón.
El Dicc. Espasa de 1928 añade: Municipio de 791 edificios con 960 habitantes.
Crivillén, lugar .............298 edificios 854 habitantes
Mases de Crivillén (a 6 Km del pueblo) ...116 edificios 89 habitantes
Diseminados . 377 edificios 17 habitantes
Terreno, parte llano, parte montuoso; con 3 montes llamados: Pinar, Radiguero y Solana, de ricos pastos para su ganado lanar y cabrío. Lo riega el rio Escuriza, afluente del Martín. Alrededor de los Mases. Hay minas de manganeso.
Produce trigo, cáñamo, vino, maź, patatas y frutas. Dista 34 Km. De estación f.c. De Muniesa.Y el Dicc. Geogr. De España de 1956-58, nos da una visión del “status” de vida de su época: Su término se extiende 42, 04 Km2. Con altos como el Santo, cerro del Radiguero, etc. que riega el Gargallo, que se funde con el Estercuel, nutriendo el pantano de Escuriza. Hay 1,500 Hab. De monte bajo con romero y aliaga, 400Ha. De pinar de nueva plantación , 12 de pinos negrales, 14 de encinar y chopos por la riera. A cuya sombra se esconden jabalíes, tejones, zorros y abundante conejo, liebre y perdiz.
La tierra cultivada es arenosa y arcillosa, a veces con muchas piedras. La propiedad está repartida. Las 950 Ha. De secano, en régimen de año y vez, rinden 8Qm. Por Ha. De cereal. La viña ocupa 48 Ha. Con 2.800Kg. De uva en total. El precio de la Ha. De regadio sube a 20.000 ptas; de secano a 8,000.
Ganado lanar, 1,800 cabezas, cabrío 300, cerdos 200; 980 gallinas; y mulos y asnos de labor. Hay minas de manganeso y de carbón, sin explotar. Disponen de 1 almazara, 2 molinos harineros, 3 tiendas de ultramarinos, 1 de tejidos, y 2 carnicerías. La carretera empalma a la de Alcañiz-Montalbán. Hay un camión de transporte y 15 bicicletas.
Su población es decreciente, se nota emigración a Barcelona. Hay 778 habitantes, de ellos 687 son del pueblo que habitan 181edificios-viviendas y destinan 201 a otros usos, en compacto; mientras hay 2 edificios-viviendas y 174 de otros usos, en diseminados.
Entre sus costumbres destacan sus fiestas en honor de S. Gil y S. Martín, (los días 1-IX y 11-XI), y romerías al convento del Olivar en Estercuel; deportes de fútbol, pelota a mano, y caza.
Mejoras desde 1940 se han realizado el frontón, abrevaderos, escuela de niños y escuela de niñas, y otra mixta en el anejo. Hay practicante y párroco, el médico viene de Estercuel.
Nota: Anejo son los Mases de Crivillén, un caserío a 5Km. Y 75m/a. Con 91 habitantes, 19 viviendas y 34 edificios en compacto, formando el barrio.
A la derecha tenemos una foto de la Iglesia de San Martín y arriba la antigua fuente que se hallaba emplazada en la Plaza Pablo Serrano. .
Sus monumentos artísticos
Su iglesia parroquial de S. Martín, de s. XVII, cuya torre ha sido declarada Monumento Histórico Artístico el 17-IV-1985, pues es lo más valioso; esta torre muestra el paso del mudéjar al barroco; tiene 4 cuerpos, de ladrillo, con pilares octogonales en las esquinas achaflanadas. Sita a los pies del lado Epístola.
La iglesia es construcción de mampostería, de 3 naves, la central cubierta de 3 cúpulas vaídas, (la del centro con linterna), y las laterales con bóveda de medio cañón con lnetos. Las cúpulas de la nave central descansan en pechinas, que decoran estucos de los Evangelistas en la 1ª. S. Antonio, S. Egidio, S. Martín, y S. Blas. En la cúpula del medio; y en la 3ª. S. Gregorio, S. Jerónimo, Sto. Tomás de Aquino, y S. Ambrosio. Decoran las cúpulas 1ª y 3ª . frescos de tema de la Ascensión del Señor y de la Asunción de María; de poco valor.
La portada, también de s. XVII, ostenta la estatua ecuestre de S. Martín (que fue destrozada).
Ermita de S. Gil, de s. XVII, obra de mampostería, con una nave, que se cubre con bóveda de medio cañón con lunetos, y el crucero con cúpula y su linterna. También está cerca del pueblo la ermita de Sta. Bárbara; mientras dista 6 Km. De la de S. Juan de las Masas.
El ayuntamiento, del s. XVI, sigue el típico modelo de entonces; con su lonja de 2 vanos. (5).
Nota: El departamento de Cultura de la DGA. En su servicio del Patrimonio Cultural, en 1984 destina 3.360,294 ptas. para restaurar la iglesia de Crivillén.
Plano extraído del Inventario del Patrimonio Histórico-Artístico y Arqueológico de Teruel (1981)En la Segunda Guerra Carlista (1872-76), hubo un trío famoso en Crivillén, José Herrero (tío Luquetas) y su cuñado Mantilinas, con otro Herrero (de las Sacristanas). Estando los dos primeros presos en Gargallo, escapó Luquetas, y a su cuñado lo fusilaron los liberales en Cantavieja.
El Los Olmos los liberales enviaron a Florencio Orta a llevar un parte a Calanda. Apresado por los carlistas en su viaje, lo salvó de la muerte el ordenanza del Jefe, que era de Los Olmos, y al reconocerlo, dijo era una bella persona y lo soltaron. Los carlistas se llevaron de Los Olmos 2 mujeres a Cantavieja, presas una temporada. Y un espía carlista camuflado en Los Olmos, lo engañan los liberales que se visten de carlistas; fusilándolo cerca de Los Olmos. (Altaba).
Crivillén.- Según Ventura Conejero procede de Crivillo “fundus crivillanus”. Quizá ya romano. Su iglesia neoclásica de 1728-35. La torre de piedra de Cantería el primer cuerpo hasta el tejado de la iglesia, y el resto de ladrillo. Su Ayuntamiento con dos arcos de ladrillo; que debió ser en tiempos hospital, según reza la calle. Detrás de la iglesia sube el Calvario con ermita del Sepulcro (ruinoso). En plaza San Gil muestra una antigua ermita de S. Gil, que espera su restauración, ya anunciada. Su vinculación al Señor es clara. S. Gil lo llena todo. Así la calle de Egidio (latín de Gil), que el vulgo llama Legío. Puertas doveladas cuenta Altaba II. Una debió ser capilla, y otra su fecha de 1554. Y en el frontispicio de una 3ª se lee: “Gar-cía!".
A 6 Km. Hacia Alloza el Barrando de S. Juan, con su ermita de 1783; con libro de su Cofradía; suficiente para Los Mases. Que remata espadaña-campanar. También tuvieron los 4 barrios sendos hornos.
La ermita de Sta. Bárbara, encima del pueblo, abandonada desde 1936. La antigua ermita de la Virgen del Olivar que se convirtió en molino de aceite, junto al río. La de S. Cristóbal en el llamado cabezo del Santo, en alta cota hacia Cañizar. Que bendecían sus labores y caminos como los Peirones de la Virgen del Olivar, uno en la Plana, y otro en la Cruz del “Collauz” (ambos den el término de Estercuel). Peirón del Carmen en la cuesta de los “Rumedio”. El de S. Pedro, a mitad del camino de la Vega. El de S. Antonio en la plaza de la Era, sobre los berrocos, en parte distinta del frontón. El peirón de S. Marcos, junto a la fuente, entrando al pueblo. Y el de las Almas en la era del Bº. Alto de Los Mases.
Tomo de Altaba estos casos de violencia, cuyo cuchillo movió el odio, el amor y el vino: Al aguacil Agustín Gargallo le disparó al asomar a la esquina el cazador Agustín Lecina, por creer que le había envenenado su perra, en 1933.
En 1928 asesinaron en su casa a José Moreno Claramontes, entre Joaquín Gracia y los hermanos Vicente y José. A José Sanguesa (el Blas), oriundo de Cirugeda, lo matan en el campo 3 mozos. El pastor Vigilio encorría al pastor José Mª Aced, por comérsele las hierbas y a pasar junto a su padre, lo mataron a golpes a Virgilio. Juan Lecina Estopañan mataba a su esposa en la Vallerma. El Sostras de Alloza y otros hieren al tío Nidos, de Ejulve, que se refugia en la casa parroquial, muriendo seguidamente.
El la huerta de La Codoñera un vecino de Crivillén mata a un pastor de Estercuel. En la Plaza de los Mases mataba al tío gordo, Agustín Quílez. A otro hermano “El Gordo” lo despeñaba en el camino de Los Mases. Al tío General, de Estercuel, lo matan sus hijastros por pegar a su madre. Uno de ellos “El Sultán” moría ebrio, al volver de la romería del Olivar. Y por fin al tío Liborio Blasco Tomás, lo mató el “Fematero”, por así llamarlo, tras la iglesia.
Guerra 1936-39 da este balance: 11 mozos en el frente;10 en zona roja, 2 hermanos Bielsa Burillo, Gargallo Lacueva, Aced Ortín, Quílez Núñez, Tello Lecina, Blasco Herrero, Bielsa Sancho, y dos hermanos Lecina Portoles, de los Mases. En la zona de Franco Bielsa Aced. Nadie muere en retaguardia, lo que honra a este pueblo. Su párroco huyó a su pueblo Alloza.
Nota: Estos últimos datos referentes a la “crónica roja” del pueblo son bastante discutibles. Se me ha comentado que hay asesinatos que no constan y los referidos son de dudosa autoría. De todas maneras he decidido transcribirlos para que el internauta tenga una idea un poco más sólida del diario acontecer crivillense, englobando en estas gruesas pinceladas (el texto está transcripto respetando en lo posible al original) su facetas más humanas (Claudio Barragán).